Mi pareja y el cáncer de mama

Durante la enfermedad, tu pareja puede ser una gran fuente de apoyo. Dale la oportunidad de compartir contigo la situación que estás viviendo.

Aunque tú eres la protagonista y tú eres la que debe tomar las principales decisiones, puedes hacerle partícipe de la información que recibes, de las consultas médicas, o pedirle que te ayude a decidir o que te acompañe cuando vas a recibir tratamiento.

Aunque muchas pacientes prefieren evitar malestar a sus familiares y no comparten con la pareja sus momentos de tristeza, temor o preocupación, vivir junto a la otra persona estas situaciones es una opción, que evitará que os sintáis alejados uno del otro.

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¿Si él fuera el enfermo, no querrías tú estar a su lado en todo momento por si te necesita?

Algunos consejos:

  • Pide lo que necesites. Tu pareja no puede adivinarlo. A veces, puedes necesitar estar sola y en otros momentos querrás compartir lo que estás sintiendo. Pero recuerda, que pidas ayuda no significa que no puedas seguir haciendo cosas por ti misma.
  • Pídele su opinión, implícale en la toma de decisiones. Aunque tú decidas en última instancia, valorar conjuntamente las cuestiones a decidir puede facilitarte el proceso.
  • Escucha a tu pareja. También puede estar sintiéndose mal.
  • Trata de mantener una buena comunicación.
  • La pareja está para lo bueno y para lo malo. Llorad juntos, si es necesario, compartid los momentos más duros. Puede ser una experiencia que os una y fortalezca la relación.
  • Procurad encontrar espacios y tiempos para la pareja y la intimidad.
  • Seguid compartiendo momentos cotidianos, aparentemente insignificantes.
  • Si observas que tus relaciones sexuales se están deteriorando, y para ti constituyen una parte importante de vuestra relación, plantéale cómo puedes mejorarlas. Puedes buscar ayuda de un psicólogo especializado si sentís que solos no podéis hacer frente a esta nueva situación.

 

Mi pareja no me apoya lo suficiente

En algunos momentos puedes sentir que tu pareja no te dedica el suficiente apoyo y atención. Es posible que tú misma, en un afán por ahorrar sufrimiento a tus seres queridos, estés dando una imagen de persona fuerte que puede hacer pensar al otro que no lo estás pasando tan mal o que no necesitas ayuda.

A veces la pareja está negando la enfermedad y pretende continuar como si no pasara nada. Puede ocurrir que no sepa qué hacer ni cómo comportarse contigo.

En ocasiones, los conflictos que existían anteriormente se agudizan con la presencia de la enfermedad. Si éste es tu caso y no recibes la ayuda que necesitas, es normal que te sientas decepcionada, sola o dolida. Te sugerimos cómo puedes afrontar esta situación:

  • Haz saber a tu pareja que necesitas su apoyo. Dile cómo te sientes y aclárale qué necesitas en concreto. Es posible que haga falta que se lo pidas con mayor claridad. Especifícale si lo que necesitas tiene más que ver con lo emocional (por ejemplo que te abrace, que te escuche, que esté a tu lado) o con cuestiones prácticas (que te ayude con los niños, con las tareas domésticas).
  • Si no consigues cambiar la situación, busca alternativas. No pierdas mucho tiempo lamentándote de cómo te gustaría que fuera todo. Es algo que a veces ocurre. Por ejemplo, puedes recurrir temporalmente a alguien que te ayude en casa o con los niños. O puedes hacer la compra a través de Internet o por teléfono.
  • Busca apoyo en otras personas: padres, amigos, otros familiares, un psicólogo, un grupo de apoyo… Si lo necesitas, comparte con ellos cómo te sientes.
  • Si no te ves con fuerzas para afrontar las dificultades que están surgiendo en tu relación de pareja en estos momentos, posponlas para más adelante, cuando estés más recuperada.

La Alimentación en Pacientes Oncológicos

La dieta es una parte muy importante del tratamiento contra el cáncer. Tanto durante el proceso de la propia enfermedad como, en los efectos secundarios derivados  de los diferentes tratamientos podemos alterar la forma de alimentarnos y, como consecuencia, poder llegar a causarnos desnutrición. Éste estado puede provocar un empeoramiento en nuestro estado de salud.

Mantener un buen estado nutricional y buenos hábitos alimenticios, nos ayuda y favorece durante el desarrollo y el proceso de la enfermedad. Ayuda a tolerar mejor posibles efectos secundarios derivados de tratamientos, aumentar la eficacia de los mismos aplicados y a sentirnos mejor y más saludables, mejorando así nuestra calidad de vida.

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Ante determinadas situaciones propias de la enfermedad o por los tratamientos derivados, podemos experimentar diferentes circunstancias relacionadas con la alimentación. Algunas de ellas, por ejemplo,  pueden ser: falta de apetito, sensación de saciedad muy rápida o cambios en el olor y el sabor de determinados alimentos.

Para aliviar algunos de estos efectos, existen determinadas acciones que podemos realizar en nuestro día a día como por ejemplo, variar de alimentos y su forma de cocinarlos, comer acompañado, crear un ambiente cálido y relajado, mantener distancia con los olores de la cocina, comer más abundante en las horas de mayor apetito, reposar después de comer…

La dieta constituye una parte muy importante de la terapia. Comer adecuadamente antes, durante y después de los tratamientos ayuda a sentirnos más fuerte, a tolerar mejor el proceso y a mejorar, por tanto, la calidad de vida.

Mantener nuestro estado nutritivo equilibrado y sano, ayuda a sobrellevar mejor los tratamientos y sus posibles efectos secundarios, ayudándonos a tener una mayor sensación de bienestar.