Es una noticia que nadie quiere dar y nadie quiere escuchar. Pero cuando es inevitable, ¿cual es la mejor manera de decirle a un hijo que tienes cáncer?
Qué decir y cómo hacerlo en 10 claves.
- Practica antes qué es lo que les vas a decir y cómo vas a contestar a las preguntas que te puedan hacer. Empieza con frases cortas y simples.
- Habla con honestidad, evita darles ideas engañosas y utilizar términos confusos.
- Llorar está bien porque le da a entender a los niños que mostrar emoción es normal.
- Si sientes que no puedes hacerlo tú solo pide ayuda a alguien con quien el niño tenga mucha confianza para que te acompañe durante esa conversación.
- Escoge un lugar tranquilo y un momento del día calmado para poder hablar y dales tiempo a los niños a procesar la información. No tengas miedo a los silencios.
- Si tienes varios hijos intenta decírselo a todos a la vez.
- Pregúntales si hay algo que les preocupa en particular y no tengas miedo de decir «no lo sé» si hay alguna cuestión que no puedes responder.
- No asumas que ellos tienen los mismos miedos que tú y no hagas promesas que no puedes cumplir.
- No trates de hacer predicciones, habla de lo que sabes ahora.
- Diles que los quieres y asegúrate de que entienden que siempre van a estar bien cuidados.
¿Cómo reaccionan los niños?.
Aunque cada niño es diferente, se pueden distinguir las posibles reacciones de los niños en tres grupos de edad.
- De 3 a 5 años
Los niños más pequeños pueden pensar que uno puede contagiarse de cáncer como de una gripe o que ellos mismos causaron el cáncer porque se portaron mal. Lo que puede ayudar es decirles que nada que dijeron o hicieron causó el cáncer y explicarles que es una enfermedad y que estás haciendo lo posible para mejorar con la ayuda del médico.
No te sientas mal si inmediatamente después de la conversación se van a jugar tan campantes, o si reaccionan como si nada pasara y no tienen ninguna pregunta.
Algunos de los niños más pequeños también pueden tener una regresión en su comportamiento, por ejemplo pueden empezar a hacerse pis en la cama, a tenerle miedo de la oscuridad, chuparse el dedo o comportarse agresivamente, golpeando o mordiendo.
- De 6 a 11 años
Los niños de esta edad pueden entender un poco mejor qué es el cáncer pero a menudo rellenan los huecos en la información con sus propias ideas. También pueden creer que el cáncer se puede contagiar, que ellos lo pudieron causar de alguna manera y que todo el mundo que tiene cáncer se muere.
Se pueden sentir tristes, enfadados, ansiosos, culpables y avergonzados. Puede que no puedan prestar atención en el colegio o al contrario, que se empiecen a esforzar más de lo habitual.
Es posible que les preocupe estar separados de ti y que se sientan nerviosos ante los cambios.
Es conveniente avisar al colegio de lo que está pasando y preparar a los niños ante los posibles cambios en tu aspecto físico. También se recomienda avisarles cuando vaya a haber cambios en el personal que los cuida.
Otra recomendación es hacerles saber que no todo el mundo que tiene cáncer se muere.
- Adolescentes
Los adolescentes pueden sentir una gama de emociones difíciles de expresar y pueden necesitar tiempo y espacio ellos solos para sobrellevar la noticia. También tienden a buscar apoyo en sus amigos.
Pueden reaccionar con una especie de estado de negación que puede ser irritante para el padre enfermo pero para ellos puede ser un buen mecanismo para lidiar con la enfermedad. También pueden tener dificultades para enfrentar sus propias emociones y no ser ellos mismos o querer tener más independencia y a la vez sentir culpa por ello.
Se recomienda darles espacio para procesar sus sentimientos, mantener en pie las reglas de la casa, animarlos a ver a sus amigos y responder a sus preguntas y preocupaciones. Los adolescentes buscarán información sobre la enfermedad en internet así que es bueno recordarles que no todo lo que se lee en la red es cierto y sugerirles algunas páginas web con información de confianza.
Con los adolescentes hay que mantener abiertos los canales de comunicación y buscar maneras alternativas de estar en contacto si es necesario, como charlar en el coche, con mensajes de texto o incluso dejando post-its por la casa.