Los ejercicios de relajación ayudan a reducir la ansiedad en un momento determinado, mejoran la calidad de vida y facilitan conciliar el sueño. Aprender a hacerlos requiere tiempo y práctica. Pero cuando se ha aprendido, se puede hacer prácticamente cualquier lugar y mientras se realizan otras actividades. Este artículo explica cómo hacer ejercicios de relajación para personas con cáncer.

Cuáles son los beneficios de la relajación

La relajación forma parte de las llamadas terapias alternativas o terapias complementarias (cuando se combinan con el tratamiento convencional). La relajación no tiene poder curativo por si misma, ni sustituye a otras formas de tratamiento como la quimioterapia o la radioterapia.

Son muchos los estudios que demuestran los beneficios de la relajación en la reducción de la ansiedad y el estrés en la población general (independientemente de su estado de salud). Como, además, la ansiedad es frecuente en pacientes oncológicos en varios momentos del proceso, la relajación para personas con cáncer puede ayudar a mejorar la calidad de vida y puede facilitar el sueño cuando hay insomnio.

Ahora bien, los estudios que evalúan específicamente los beneficios de relajación para personas con cáncer cuestan más de encontrar, por varias razones. Hay muchos tipos de relajación, diferentes entre ellos. Las enfermedades oncológicas también son muchas y los ensayos deben hacerse con personas en diferentes momentos del cáncer. Pero por poner algunos ejemplos, los hay que apuntan a que la relajación muscular progresiva es eficaz para mejorar el confort y reducir algunos efectos secundarios de la quimioterapia, u otros que informan de beneficios físicos y emocionales en pacientes con cáncer de pulmón avanzado.

Cómo se practica la relajación para personas con cáncer

Para poder hacer relajación hay que crear unas condiciones y hacer una serie de ejercicios. Las primeras veces va muy bien hacerlo en casa, porque es donde es más fácil crear este ambiente. ¿Cuáles son los pasos?

  • Pide a tu familia que no haga ruido y que no te molesten durante un rato. Desconecta el teléfono móvil.
  • Ponte cómodo/a, estírate en la cama boca arriba con los brazos al lado, o síentate en un sillón. Deja una luz suave. Quizás te puede ayudar poner una música tranquila.
  • Desabróchate o quítate las prendas y complementos que puedan apretar: cinturones, relojes, zapatos, gafas…
  • Cierra los ojos y comienza a respirar muy despacio. Cogiendo aire por la nariz y expulsándolo también por la nariz. Intenta llenar primero el vientre, luego la parte baja del pecho y, finalmente, la parte más alta.
  • Concéntrate en la sensación del aire como entra por la nariz, frío, y como sale, caliente. Imagínate que puedes ver este aire entrar y salir.
  • Relaja los pies. Déjalos muertos, como si fueran de madera. Como si quisieras dejar de notarlos. Relaja también las piernas, las rodillas y los muslos, subiendo por el cuerpo poco a poco.
  • Empieza a relajar el abdomen y, después, el tórax. Nota como toca la superficie donde está apoyado. Sigue concentrándote en la respiración, profunda y lenta. Coge el aire por la nariz y expúlsalo también por la nariz.
  • Relaja los dedos de las manos, las palmas, los dorsos, los brazos y los codos. Como si fueran de madera. Como si quisieras dejar de notarlos.
  • Relaja los hombros, el cuello y la nuca.
  • Con los ojos cerrados y respirando por la nariz, muy despacio, relaja la cara: la boca, los ojos…
  • Ahora que tienes todo el cuerpo relajado, concéntrate en esta sensación de paz y tranquilidad. Sigue sin moverte durante unos 5 minutos.
  • Poco a poco, empieza a mover los pies y las piernas, los brazos y abre los ojos. Mueve el resto del cuerpo, poco a poco. No te levantes de repente, para no marearte.

 

Incorporar la relajación al día a día

Es normal que la relajación para personas con cáncer no se consiga los primeros días. Se necesita práctica y entrenamiento y, sobre todo, constancia! Buscar un rato cada día, aunque no tengamos ansiedad. Con la práctica cada vez se consigue más.

Y con el tiempo se puede aprender a hacer «relajación parcial»: cuando estamos tensos/as o nos preocupa algo pero no podemos dejar de hacer lo que estamos haciendo (por ejemplo, en el trabajo), podemos hacer parte de estos ejercicios para calmarnos mientras seguimos con nuestra actividad. Como la respiración consciente (respirar por la nariz, profundamente y poco a poco, concentrándonos en la sensación del aire entrante frío y saliendo caliente).

¿Y cuál es el mejor momento del día?

  • Si NO tenemos problemas para dormir(como insomnio) es mejor NO hacerlo por la noche. Precisamente porque podríamos dormirnos y, entonces, no notaríamos los beneficios de la relajación cuando calma la ansiedad. El objetivo de la relajación es que podamos continuar el día a día sin ansiedad, y esto no lo conseguiremos si nos dormimos. Es mejor buscar un momento en que no tengamos sueño.
  • Si tenemos problemas para conciliar el sueñoo, simplemente, queremos relajarnos para dormirnos, entonces sí que es una buena idea hacerlo por la noche. Porque nos ayudará a lograrlo.