Está claro que el ejercicio físico es siempre una fuente de salud inagotable para todas las personas que lo practican de forma regular. Hacer deporte por tanto, no sólo aporta grandes beneficios a nivel físico y emocional, sino que es un elemento fundamental, junto una buena alimentación y hábitos saludables, para prevenir enfermedades como el cáncer de mama, reduciendo considerablemente el riesgo de padecerlo en un 25-30%. En la actualidad, gracias a los avances terapéuticos y de diagnóstico, el índice de curación es altísimo. Casi el 90% de las mujeres consiguen ganar la batalla al cáncer y seguir adelante, disfrutando de una buena calidad de vida, siguiendo unas rutinas de ejercicio básicas.
Los expertos recomiendan practicar 150 minutos de ejercicio a la semana y 2 sesiones de fuerza de 2 series de 12 repeticiones cada una, para conseguir un peso y una composición corporal saludable. Los ejercicios que se pueden realizar son variados, desde actividades aeróbicas como caminar, clases dirigidas en gimnasio, step, aerobic, spinning o bicicleta a actividades más estáticas y tranquilas como pilates, tai chi o yoga, pues está demostrado que tienen los siguientes efectos favorables:
- Disminuye la fatiga.
- Mejora la memoria.
- Reduce la depresión y la ansiedad.
- Mejora el sistema inmune.
- Controla el peso. El sobrepeso y la obesidad, es un factor que debe ser controlado, antes, durante y después de superar la enfermedad.
- Regula el ciclo circadiano. Es decir, ayuda a mejorar el ciclo del sueño y por tanto, favorece el descanso.
Sobre el tipo de deporte recomendado para las mujeres con cáncer de mama, la Sociedad Española de Oncología Médica ha publicado por un lado, una completa y detallada guía, donde se pueden consultar las tablas de ejercicios más idóneas, según el estadio en el que se encuentra la enfermedad, lo que se puede hacer y lo que no, y por otro lado, da consejos sobre alimentación saludable, enseñando cómo y cuándo elaborar las mejores dietas nutricionales.
Alguno de los alimentos recomendados por médicos para reducir el riesgo de padecer cáncer de mama, son, entre otros:
- Una dieta alta en fibra.
- La Soja. Beneficiosos sobre todo para mujeres pre-menopáusicas.
- Reducir el consumo de ácidos grasos Omega 6. Evitar margarinas y aceite de girasol.
- Aumentar el consumo de Omega 3. Se recomienda consumir pescado de agua fría como el salmón, arenque, atún o sardinas.
- Frutas y verduras. Sobre todo alimentos como el brócoli, la coliflor, coles de Bruselas, ajo, limón y cebolla.
- Incrementar la Vitamina D. Se encuentra en quesos frescos, yougurt, leche y también en el sol.
Aunque el cáncer de mama es una enfermedad muy presente en nuestra sociedad, con un diagnóstico precoz para ser tratado a tiempo, una actitud positiva y llevando una vida saludable, se puede conseguir no sólo una alto grado de supervivencia sino también alcanzar una gran calidad de vida para disfrutar de tu tiempo junto a los que más quieres y haciendo lo que más te gusta.